miércoles, 15 de febrero de 2017

...

2. Será cierto que semejante afán en descriptivadad de tantas emotividades, sentimientos, que confiezo arrostrán mi ser con la sutileza de un tamiz tan delicado como de un tejido tan discretamente indisoluble como el de algo eterno que haya sido suerte que con tan delicadas manos y encomiable afecto; tan contuntende, absolutamente poderoso cariño e impetrables recuerdos como imágenes evocan en mi una inconmensurable emoción. Pero sobre todo con la fortuna con lo que todo puede decirse con una soltura tan educada y tan objetiva que sólo la maravillosidad de la casualidad haya podido preparar, y además con una familiaridad palmaría, que me hace suspicaz hasta imaginar la soledad más indeseable, la más inefable. Por ahora te busco como un sueño de mañana, como un sórdido suspiro, te tengo el pendiente de la generalidad, para que la brusquedad de la ciudad te envuelva con regocijocidad en donde quiera que te encuentres. Insospechadamente se revela una interminable retahila de verdades inconfensas, de algo que innombrable e indeleblemente te reconfortare en el más estremecedor silencio. Eso era el amor.

Estoy tratando de entretejer la memoria en que evocamos una memoria, de una visión artística en que no solo no sabías que es eso que me es tan simple para vivir, como tomar el periódico, leer y contestar una demanda, atender una llamada telefónica, imaginen pensar que todas estás vanalidades producto de veleidades materialistas puedan ser la esencia y forma de la dulce vida. Que imaginación tan reconfortada la que reviste tal idea cuando es en apariencia una mera constatación. Sería como creer que la miel se encuentra entre los matorrales; es quizá por encontrarse en un lugar feliz desde donde la infinitud se transmite y los límites en tan gran medida se corresponden solo a la idea de un si mismo, sí, "un metaojo", no panóptico, solo imaginario, pero para poseerlo se debe uno sobre todo a la observación y a la practicidad, cualidades insoslayables para el noble desarrollo de las posibilidades intuitivas, que en tanto detienen y puedan resolver está oportunidad. Y Así transustanciar la materia de la materia en que tanto parecen hacerse los sueños y las maravillas. Por ahora te deseo dulces sueños mi bien, mi dulce bien.

3. Ahora bien. Arrostrar. Es una palabra peligrosa, como tambalearse cuando se quiere caer dijeramos a manos llenas.  
Con el arrobo de la innobservancia mi Estado es omnipotente, en modo técnico encierra la proporcionalidad de su exactitud y distancia.

Arrostrar al fin al enemigo no es un oficio de un espíritu recalcitrante en donde las buenas mujeres hacen los buenos hábitos de los buenos tiempos, y no es que me abandone a ser invadido, sino anónimamente aludido.

Que es leer entre líneas sino un fino trabajo de interpretación sin la descriptividad de la memoria de ayeres inoficiales, con acento apeyorativamente católico. Autóctono, por la nostalgía de estar en manos y en pos de la verdad, no una verdad de cuerpo físico, el horror de un cuerpo falso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario